De repente, Yrlin abrió los ojos. Un sonido incesante la despertó de su estado de meditación. El murmullo iba creciendo conforme salía de su jergón. Estaba acostumbrada a la austeridad y el jergón solía bastarle para recuperarse. Descendió las escaleras de la posada con cierta curiosidad, y de empujón abrió las puertas. Un río de gente invadía por completo la Avenida de Moisés, algunos aprovechaban para comprar baratijas en el Mercado de Takome, o disfrutar de un buen trago de cerveza negra en la Posada de  Takome.

Yrlin  dijo: Apreciado Gwalchavad, tú que eres consciente de todo lo que acontece en Takome, ¿qué ocurre con toda esta gente? Hacía tiempo que Takome no acogía a tanta gente, ni cuando vienen los Mercaderes de Aldara con sus esquisitices.

Gwalchavad respondió: Querida Yrlin, deberías pasar más tiempo en Takome en lugar de peregrinar tanto, así al menos te enterarías de las cosas. La reina Priis va a dar una fiesta para celebrar que por fín la cosecha de trigo de Nimbor ha sido más que abundante y han conseguido erradicar la plaga de liebres. 

Yrlin asintió y preguntó: ¿Y tanto revuelo para una fiesta?

Gwalchavad contestó: No es una fiesta cualquiera, según he escuchado, esta celebración será recogida en los anales de Takome. Aunque a la Reina le gustaría tener más tiempo para prepararla. La pobre no sabe qué ponerse, muchos son los comerciantes que la han agasajado con delicadas prendas, pero ninguna parece ser de su agrado. Nuestro sastre Ilhan tiene algo en mente, pero deberá darse prisa si quiere acabarlo a tiempo. Podrías acercarte para ver si necesita ayuda.

Yrlin se despidió con una grácil reverencia y se dirigió todo lo rápido que su edad le permitía al mercado de Takome, que allí es donde tenía la sastreria Ilhan. Era prácticamente imposible cruzarlo, pues grupos de gente y algún que otro carromato colapsaban las calles por completo. Llegó al Jardín del Explorador, se trataba de una pequeña superfície ajardinada sobre la que estaba la estatua de Ikim, una de las mayores exploradoras de la historia y experimentada cartógrafa. Allí estaba Wack, un estudioso de la ciencia que siempre tenía algún trabajillo que ofrecer. Muchos eran los trabajos temporales que ofrecía, desde ayudar a exterminar las liebres que acababan con el maíz en los trigales de Nimbor, hasta recoger asquerosas extremidades de peligrosas arañas.

Yrlin dijo: Wack, amigo mío, quiero ir a hablar con Ilhan, pero creo que va a ser imposible llegar a su sastrería, tal vez tu sepas qué se trae entre manos y si puedo ayudarle de alguna forma.

Wack sonrío y mientras escondía unos papeles con extraños cálculos matemáticos, contestó: Hola Yrlin, pues efectivamente, Ilhan tiene un fabuloso proyecto en mente. Que quede entre nosotros, quiere confeccionar un esquisito manto para nuestra Reina. Se trata de un manto tejido a partir de una infinidad de plumas de las lechuzas del bosque de Thorin.

Wack, garabateó el dibujo de una de las lechuzas de Thorin y contínuo diciendo: Ilhan, está muy ocupado, se le acumulan los encargos al pobre. Pero esto tiene prioridad, podrías acercarte al bosque de Thorin y recoger unas cuantas plumas para Ilhan, supongo que con 20 tendrá más que suficiente. Cuando las tengas todas, ven a mi y te pagaré por el trabajo.

Yrlin asintió y abandonó el Mercado de Takome en dirección sur. Le habían encomendando una 'misión' y estaba ilusionada con poder llevarla a cabo. Atravesó el enorme arco que presidía la entrada sur de Takome mientras iba recordando para sí misma el camino hacia Thorin: 'A ver, era saliendo por la puerta Sur de Takome, primer desvío a la izquierda y luego todos los desvíos hacia la izquierda hasta llegar al cartel'. Caminaba despacio, tratando de saborear cada instante de esa aventura de la que iba a ser la protagonista. Ensimismada, llegó por fin al Cartel de Thorin, una senda partía del mismo cartel hacia el noroeste, pero como bien sabía en las sendas no aparecen las lechuzas, tendría que aventurarse en el bosque.

El Bosque de Thorin se hallaba completamente cubierto de hojas, lo que hacía que caminar sobre éstas fuera una delicia. Multitud de árboles y arbustos habían arraigado en este bosque, pues gozaba de un suelo más que fértil. Además, para suerte de Yrlin, Argan se encontraba completamente llena, así que gozaba de una muy buena visibilidad. Trató de recordar con exactitud el dibujo que Wack había hecho de una lechuza. No tendría problema alguno en reconocerlas, aunque moraban también otras rapaces nocturnas como los buhos.

Una variada fauna poblaba el Bosque de Thorin, liebres, conejos, ardillas, jabalíes, ..., e incluso lobos!, estos últimos a veces vagaban en solitario, otras formando pequeñas manadas, que era cuando podían suponer un peligro. Un cargado ambiente de humedad invadía el bosque, haciendo pesado caminar a través de él.

Yrlin avanzaba a través del bosque, respirando cada uno de los aromas existentes, el amargo de la corteza de los árboles, el fresco olor a musgo,... Por suerte iba encontrando lechuzas, si tenía ocasión de sorprenderlas lo hacía, en caso contrario acababan saliendo volando y desaparecían entre el follaje. Las que conseguía cazar las revisaba concienzudamente en busca de plumas que no estuvieran manchadas de sangre, cuando encontraba alguna que estuviera perfecta la arrancaba con cuidado para que no se rompiera la cánula de la misma. Y con más cuidado aún la guardaba. Poco a poco iba consiguiendo seleccionar las mejores plumas, Ilhan estaría muy orgulloso de ella y lo que era lo más importante, la Reina vestiría un fantástico manto durante la celebración.

Cuando hubo terminado de recoger las plumas que le había encomendado Wack, se apresuró a salir del bosque, pues los aullidos de los lobos se hacían más intensos, parecía que se estuvieran organizando para salir de cacería en manada. Al fin dio con la senda y la siguió en dirección sudeste hasta llegar de nuevo al cartel. Allí ya se sentía más protegida, ya que algunos lanceros de Takome patrullaban la zona. Recordó de nuevo el camino para volver del Bosque de Thorin a Takome, 'Todo recto desde cartel, cruzando el primer cruce y después todo al sur hasta encontrar otro cruce y todo norte hasta la Puerta Sur'.

Wack pregunto: ¿Has conseguido encontrar todas las plumas?, el tiempo se acaba y no sé si tendrá Ilhan tiempo de confeccionar el manto.

Yrlin sonriente, abrió su pequeña bolsa y le mostró a Wack la cantidad de plumas y sobretodo la calidad de las mismas. 

Wack exclamó: ¡Gracias Yrlin, ni la Reina ni yo olvidaremos lo que has hecho por Takome!

Yrlin cogió una bolsa que le ofreció Wack por sus servicios, pero no pensaba en qué gastarla. Sólo pensaba en lo feliz que se pondría Aiben con esta generosa donación al Templo de la Luz.

Y así fue como Yrlin consiguió ayudar a Ilhan, el sastre de Takome, a confeccionar un bellísimo manto para la Reina Priis de Takome.