La jabalina es manejable, ligera pero no está pensada para combate cuerpo a cuerpo. Por eso, cuando llevado por las prisas, el lancero aprovechó al bloquear un golpede espada de su contrincante para atizarle en la cabeza con ella, el arma se partió. “Por esto necesitas algo más contundente...¿una lanza?” - Su antiguo instructor se mofaba en su mente.Al menos había atontado ligeramente y desequilibrado al asaltante, momento que aprovechó para clavarle el asta quebrada en la cabeza por la mandíbula, atravesando laboca.Ahora quienes tenían ventaja eran los patrulleros, que atacaron al tiempo para acabar con su oponente, mientras que aquél que llegaba tarde emprendía la huida por lacolina. Empleando su última jabalina y con más calma, el lancero la arrojó sobre el fugitivo, que la recibió en la espalda. — Ve a rematarlo. - dijo al recluta, que lo miró confuso. - ¿Si fueras tú, querrías que te dejasen ahí agonizando mientras se te va la vida? Recuerda: corazón ogarganta. Corazón si puedes. No me apetecería morir ahogado. Y cierra sus ojos, que Hiros nos asista…El joven soldado no dijo nada y remontó la colina para hacer lo que le habían ordenado, mientras su compañero hacía lo mismo cuando recuperó su lanza: una punzada enel corazón atravesando el cuero tratado era mejor que las otras alternativas. Había que aprovechar el efecto de la tensión y la adrenalina para volver sobre sus pasos, antes de que la cabeza empezase a dar vueltas a lo ocurrido. Así quemarcharon por la senda de vuelta al templo-escuela y allí los monjes tocarían el gong del templo, cuyo sonido se propagaría por la bahía de Wigh y sería la mejor manera de dar la alarma.Llegando ya a su destino sufrieron una nueva emboscada, ésta vez contaba con solo una jabalina. Por fortuna los gritos y golpes alertaron a los monjes cercanos, queacudieron con antorchas y candelas uniéndose a la escaramuza decidiendo la contienda. El lancero resultó herido en un brazo y no podría combatir por algún tiempo, aunque el recluta se llevó la peor parte, con una herida muy profunda en el torso. Ambos estaban agradecidos a la feligresía de Avharanna, que se hicieron cargo dando la voz de alarma y retomando las sendas para enlazar con la guardia de los muelles. Al parecer episodios como los sufridos por el dúo de soldados se habían repetido con la tercera patrulla, que se envió reforzada al no presentarse la primera en el plazo acordado. El aviso dado por el templo había resonado hasta el muelle de Wigh y los barcos de Eldor realizaron una batida, hallando varias barcas abandonadas muchas de ellas destrozadas, en la parte norte de la isla. La impresión general era que estaban apostadas en la costa y que aprovechando la creciente oscuridad debían de haber desembarcado sus ocupantes, bien para saqueo o abducción de personal.El solucionar todo aquello y prevenir ataques estaba por encima de su rango, así que el lancero no se preocupó por nada más que recuperarse y conferenciar con sucamarada de armas y los monjes a lo largo de las semanas de su estancia en el templo.- Dime, no era tu primer combate, ¿verdad?¿Por qué dudaste cuando te dije que los rematases? - inquirió una tarde mientras contemplaban el atardecer con permiso dela congregación.- Creo que era la primera vez que los veía como algo cercano, ¿sabes? - respondió con un suspiro. - en los entrenamientos nos dicen que no dudemos ni pensemos enellos de otra forma que no sea como enemigo.- Entiendo, yo también lo recuerdo, pero una vez los ves de cerca, ya no son como extraños. De hecho se parecen mucho a nosotros. Cuando pasa eso, empiezas a ver noa un enemigo si no a otro.Tras unos momentos de silencio incómodo el recluta preguntó.- ¿Se hace más fácil? Es decir..yo…- En parte, con la costumbre y a fuerza de verte obligado por las circunstancias.- ¿También tienes pesadillas con sus caras?...Tardó unos segundos en responder, entrecerrando los ojos.- A veces… a veces recuerdo algunas, a veces solo me despierto inquieto de noche. Puedes consolarte pensando en que es mejor que seas tú, a que lo pase algún otrochaval. Algún otro que hace el idiota en la capital o que persigue chicas por las aldeas.El recluta hace una mueca – No estoy seguro de que eso me consuele, ¿por qué no querría ser yo quien fuese libre?- Porque ya lo has pasado… tu y yo no volveremos a ser los que eramos, no hay vuelta atrás porque ya no somos los mismos. Lo único que podemos hacer es aceptarlo yhacer lo posible para no haya más como nosotros en la siguiente recluta.- ¿Nos darán las gracias?- No. - dijo el lancero con una leve sonrisa.- Lo más probable es que hagan bromas sobre ti por parecer más viejo.El recluta rió un poco cuando entendió y miró de lado a su camarada, que no parecía ya tan viejo y encorvado por los años, si no un hombre envejecido antes detiempo.