Un canoso hombre de piel oscura estaba de pie en la puerta oeste de Galador, al margen de los guardias, bajo una sombra proyectada por la torre de vigilancia de las murallas. De lejos no se distinguía con nitidez, pero parecía hacer gestos con las manos y un baile extraño, algo espasmódico. Pronuncias el cántico: 'en venit mansekti' La realidad se comprime y expande aleatoriamente, formando un cúmulo de energía mágica cuando un Ainundalë empieza a tomar forma delante tuyo. Cruseth observa al elemental invocado que le servirá como montura en este viaje. Tras unos instantes de observación, repasa su mochila y sus hechizos defensivos. - ¡Mierda me falta uno! Pronuncias el cántico: 'mior secry sphyre' Eres rodeado por un globo de protección. - Perfecto. - ¡Vamos!
El viaje fue tranquilo y suave hasta la fortaleza de D'hara, donde paró para descansar y pasar la noche. Al día siguiente, a primera hora, recogió su montura y se mentalizó que ahora vendría la peor parte del viaje. Una vez más revisó sus hechizos defensivos antes de salir a trote. El viaje fue tranquilo hasta el erial de los condenados.
Enemigos salían por doquier, pero con una expresión ceñuda, Cruseth pasó raudo sin hacerle mayor caso. Sin parar ni un segundo, enfiló el camino que lleva directo a Golthur Orod. Para Cruseth la situación se le complicaba más cuando se encontró unos asquerosos orcos en medio. Apenas les daba tiempo a ver que 11 proyectiles mágicos impactaban en su pecho antes de caer muertos.
Un largo camino recorrió hasta que vislumbró el río del que hablaba el mercader. Rapidamente se escondió detrás de unos árboles, tras los que desmontó de Ainundale y lo amarró. Justo al desmontar, un dolor intenso le subió desde la entrepierna hacia arriba. Cruseth se llevó las manos a sus partes y empezó a dar saltitos como cual crío. A toda prisa se puso de espaldas y orinó en otro árbol cercano. - Uufff... - Que gustazo mear en tierra orca. Tras unos agitamientos de la mano, dio por terminada la necesidad. - Vamos a por el apestoso troll.
Cruseth hizo memoria de sus estudios. Sabía que si los rayos de sol impactan en esas criaturas se vuelven ceniza. Así pues, se puso la mano en la frente a modo de visera y miró al radiante sol del cielo. - Bien ¡pues cojamos un cebo! Cruseth observó un cuervo en el árbol más cercano. Sin dudar, le mandó una descarga de éter que lo mató al instante. Con cautela se acercó al puente. Notó como había algo debajo. Protegido por un árbol, asomó la cabeza debajo del puente y vio al fétido. Muy despacio, sin hacer ruido, dejó el cuervo muerto en el puente. Dejas restos de cuerpo.
- Ahora tendré que llamar su atención para que salga al sol... Cruseth asomó su canosa cabeza a la guarida y empezó a insultarle.
Troll Voraz está aquí. [ar] Bajo el puente del Río Derebar - !EEEEh¡ - ¡Tú! ¡Lerdooo! Cruseth saca su secada lengua. El troll le miró enfurecido. Durante un instante se olvidó del sol, lo que le supuso la muerte. Lo último que pensó fue matar a ese canoso humano así que se avalanzó ciegamente sobre él. [so,se,no] Puente sobre el Río Derebar Hace algo de calor aquí fuera. Estás persiguiendo a Troll Voraz. Ves un par de pedruscos volando por encima de tu cabeza, acompañados por insultos del Troll, que no parece muy alegre al ver que su comida se escapa. Pero claro, a este troll no le gusta la luz del Sol. No esperes que salga a perseguirte. Troll Voraz llega desde debajo del puente, atraído por el olor de un cadáver, arriesgándose a exponerse a la luz del Sol. Troll Voraz exclama en negra: ¡¡¡hora dogaer com... waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaarkh!!! Al ser impactado por la luz del Sol, el Troll se convierte en una estatua de ceniza que es arrastrada hasta la destrucción por la brisa inquietante del Bosque Baldío. Una pequeña bolsa y un taparrabos es lo único que quedan de él. Troll Voraz muere horriblemente.
Cruseth observó como las cenizas las arrastraba el viento hasta el más allá. En seguida recogió lo que quedaba, un simple fardo y unas monedillas. Coges Fardo de cuero y Bolsa de monedas (tres monedas de oro) de Puente sobre el Río Derebar. Finalmente logras cargar Fardo de cuero y Bolsa de monedas (tres monedas de oro). ¡Y por supuesto Cruseth no tardó en mirar el ansiado contenido! Fardo de cuero Un simple fardo de cuero, se ata con cuerdas y se pueden introducir cosas en su interior. Contenido: Nota, Pergamino 'Toque de torpeza' (Magico), Filo Tulgar y Escritura de 'Lundar'.
Cruseth cogió la nota del fardo, la que rezaba así: Día 5 de Osucaru del 132 Era 4ª He conseguido este pergamino timando a un joven aprendiz de hechicero. Dice que al formularlo sobre alguien este se vuelve más torpe. Personalmente, no le veo mucha utilidad en el día a día pero pretendo venderlo a buen precio en la feria de Anduar. ¡Seguro que algún circo lo usa para sus espectáculos! Desde que timé al aprendiz no paro de idear mi estratagema para sacarle lo más posible a mi comprador. No me haré rico ¡Pero ganaré buen dinero! ...
Cruseth dejó caer la nota al suelo absorto en sus pensamientos. - ¡AAAAAAARRRGG! - ¡Vaya mierda pergamino! - ¿Y esto es lo que el comerciante me dijo a lo que su amigo le tenía mucho aprecio? Cruseth se llevó las manos a la cabeza y se arrancó unos mechones blancos.
- ¡Esto es una mierda! - ¡No nos sirve! ¡Ni a mi ni a Avendrok! - Grrr
Cruseth intentó suspirar profundamente para relajarse. Girando sobre si mismo vio a lo lejos allá en el río a los peregrinos de los que hablaba el comerciante de la caravana. - Infieles... Cruseth se repasó una vez más los hechizos defensivos y con fiereza fue a por ellos. Había tres, montados en sus caballos. Los combates no duraron mucho. La ira de Cruseth parecía darle poder sobrenatural. Al final había un cuarto que parecía el cabecilla ya que, sin duda, fue el más fuerte. El combate fue más intenso... pero lo peor estaba por llegar.
Una mujer semi-drow espiaba con atención los movimientos de los contrincantes. Cuando hubo vencedor se lanzó a la carga a por este. Phryne te sigue. * El ataque de Phryne rebota en tu piel de piedra.
En seguida el vencedor iba a ser vencido... Tu piel vuelve a su estado normal. * Cometes un error de principiante y Phryne lo aprovecha para darte un terrible golpe con su Espada Azul en un brazo. Cruseth, como cual loca detrás de un caballero, salió corriendo a toda prisa del río. Nerviosamente subió de un salto en su Ainundale y puso rumbo a casa como alma que lleva el diablo.
Algunos días pasaron desde que Cruseth contempló por última vez Galador... pero allí estaba de nuevo, magullado y mugriento pero sano... |